miércoles, 3 de agosto de 2011

Appenzeller Holzfass-Bier


A pesar de toda la ornamentación de la etiqueta con sus monjes y monasterio, es una cerveza tipo lager, estilo viena. Muy poca espuma, blanco-amarillenta, compacta, que se disipa casi al instante. Cuerpo ligero de color dorado con tintes anaranjados, turbia, translúcida, con algo de sedimentación y con una carbonatación muy fuerte y muy viva. Aroma escaso, casi nulo, en el que apenas se aprecian las maltas tostadas y algunas notas afrutadas. El sabor es más complejo, y hay que añadir a esas maltas tostadas y esos toques frutales, el recuerdo a la madera de barril, algunas notas ácidas de levadura y unos pocos recuerdos de un lúpulo muy, quizás excesivamente, suave. El final es muy corto y afrutado, destacando de nuevo las maltas y un recuerdo un poco más persistente de la levadura. Poco alcohol para este tipo de cerveza, 5,2%.

Servir fría en vaso ancho, o si nos ceñimos a los monjes dibujados en la etiqueta, también le va a la perfección una jarra.

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