En la contraetiqueta dice que se produce y embotella a 3.600 metros por encima del mar y que, desde 1886, para su elaboración se usa agua de la cordillera de los Andes...
Todo eso suena bien para un cerveza tipo pale lager, con muy poca espuma, blanca, y que se disipa casi al instante. Cuerpo ligero de color amarillo muy pálido, transparente, con carbonatación media y burbuja pequeña. En el aroma destacan los cereales, mucho maíz y algo que recuerda la grano de trigo húmedo. El sabor es algo más extraño, con muchas notas de maíz, algunas florales, algún poso de miel tipo ale, poco lúpulo y un regusto ligeramente químico. El final sigue siendo de cereales, pero aquí aparece un poco de amargor y sigue estando el regusto químico. 5,2% de alcohol.
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